martes, 9 de octubre de 2007

Titulo

Somos lo que compramos. Antes que ciudadanos, somos consumidores y es precisamente nuestra capacidad de consumo la que nos hace respetables a ojos de los demás.

Todo se compra y se vende. Pero la producción masiva y la acumulación de deshechos están sacando a la luz problemas como el agotamiento de las fuentes de energía, el deterioro del ecosistema, el exceso de basura… además de hacer insalvables las desigualdades sociales.

Incluso en los países más ricos, el ritmo que impone el mercado es insostenible. Ni siquiera ellos se libran de contar con grandes sectores de la población con dificultades para acceder a bienes de primera necesidad, como la vivienda. Por eso, parece inevitable que las posturas a favor de un consumo ético y responsable adquieran cada vez más fuerza.Ya son muchos los ciudadanos que han adoptado iniciativas personales en esta dirección. Algunos han decidido empezar por controlar su propio gasto. De este modo, además de ahorrar, dejan de estar sometidos a la dictadura de las grandes multinacionales.Y como la eficacia es mayor al actuar en grupo, la mayoría se inscribe en asociaciones y movimientos ciudadanos. Muchos de estos grupos cuentan ya con bastante tradición. Algunos formularon su ideario a principios del siglo XX, bebiendo de fuentes tan antiguas como el Epicureismo. Pero es a partir de los años 80, cuando han tenido un mayor crecimiento tanto en número de seguidores, como en presencia mediática.En general, no se identifican con ninguna ideología política, aunque muchos son cercanos a grupos religiosos. Tienen tantos puntos en común, que a veces es difícil diferenciarlos.Esta es nuestra lista de los más populares.

jueves, 4 de enero de 2007

Prueba


Los partidos políticos aún no parecen conscientes de la creciente influencia de Internet en la formación de la opinión de los ciudadanos. Sin embargo, en un contexto en el que los medios de comunicación tradicionales y las campañas de comunicación masiva tienen cada vez menos credibilidad, dirigir la mirada hacía la Red parece más que oportuno.Hasta ahora, el acercamiento de los políticos a la Web 2.0 ha sido más cosmético que real. En general, se ha basado en la imitación superficial de modelos muy comentados y poco estudiados (fundamentalmente la campaña de Howard Dean en las primarias demócratas de 2004), y no en una verdadera voluntad de adaptarse a las nuevas formas de comunicación.La campaña de Dean, organizada en torno al sitio deanforamerica.com (lanzado casi un año antes de las elecciones y redirigido tras estas al dominio blogsforamerica.com) se basó en la utilización de la Web como plataforma participativa, como medio para movilizar y organizar a los ciudadanos. Algo más que infrecuente a día de hoy, cuando el planteamiento más común se limita a asumir, con desigual fortuna y nivel de compromiso, la creación de un blog personal.